¿QUÉ ES UNA CONTRACTURA MUSCULAR?
Una contractura muscular no es otra cosa que una contracción involuntaria y mantenida de un músculo o una parte de él, que genera dolor.
El mantenimiento de esta contracción va a provocar la compresión de los vasos sanguíneos de la zona, reduciendo el aporte de sangre oxigenada y nutrientes, con la consiguiente liberación de acetilcolina que estimulará los receptores del dolor, impidiendo que esas fibras musculares se relajen. Este proceso puede desencadenar la aparición de puntos gatillo miofasciales, provocando una serie de síntomas no solo a nivel local en el lugar de la lesión, sino de forma irradiada, como pueden ser jaquecas, dolor de oídos, de mandíbula, falsa ciática, e incluso náuseas o mareos.
Para que se entienda mejor, cuando al realizar un masaje en la zona cervical a nivel de trapecios se presiona un punto que genera dolor hacia la región cervical, ésto sería un Punto Gatillo.
¿CÓMO SE PRODUCEN?
La formación de contracturas musculares puede producirse durante un esfuerzo intenso mantenido del músculo, generando metabolitos que el músculo es incapaz de eliminar por vía sanguínea y los acumula provocando un proceso inflamatorio local.
De otra manera, puede darse que tras un esfuerzo, el músculo se mantenga en un estado de tensión que le impida recuperar su estado natural, o bien que tras una lesión de otro tipo (esguinces, roturas fibrilares,…) las fibras musculares adyacentes se contraigan para proteger la zona lesionada, provocando la contractura muscular secundaria a la lesión.
¿CÓMO TRATARLAS?
En el caso de las contracturas musculares, el tratamiento mediante masaje, estiramientos, o técnicas como la fibrólisis diacutánea (ganchos), así como la electroterapia, van a ayudar a eliminarlas de manera efectiva. Además, la aplicación de vendaje neuromuscular podrá ser de utilidad para favorecer el aporte sanguúneo en la zona afectada.
Cuando hablamos de puntos gatillo miofasciales, el tratamiento que más eficacia demuestra es la punción seca. Se trata de una técnica en la que se utiliza una aguja de acupuntura para pinchar el punto gatillo y provocarle una serie de espasmos (contracciones musculares involuntarias), con el fin de que se deje de liberar acetilcolina y que el músculo retome su estado óptimo para realizar una contración normal. Se trata de una técnica dolorosa pero de gran efectividad, que deberá ser aplicada siempre por un fisioterapeuta.
¿CÓMO PREVENIRLAS?
Lo ideal siempre es trabajar desde la causa de la lesión, ya que mientras no modifiquemos el origen, siempre tenderá a repetirse. Lo común es encontrarnos en la consulta con personas cuyos trabajos implican una mala ergonomía, en los que tienen que pasar horas y horas sentados delante de un ordenador, o trabajando con cargas de peso elevadas.
Lo más común es que exista una descompensación entre diferentes zonas musculares, encontrándonos con muy poco tono muscular en las regiones dorsal y cervical, o bien un abdominal débil que provoca un exceso de trabajo de la zona lumbar, o un acortamiento en isquiotibiales,… Por ello, lo mejor es que sea un fisioterapeuta el que valore cada caso e indique qué tipo de ejercicios son los más convenientes para evitar que las contracturas se repitan con frecuencia.
Os dejamos un ejemplo de tabla con ejercicios para el dolor cervical. Están elaboradas desde http://www.sermef-ejercicios.org/, una web que contiene una amplia variedad de ejercicios que permite crear tablas con ejercicios personalizados para cada patología.





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